Creyentes y no creyentes

Y vos ¿de qué lado estás?

Siempre es conveniente conservar una visión amplia de las cosas y prestar atención a «todas» (a veces son más de dos) las caras de la moneda, por más que uno ya tenga una opinión formada… ¿Me equivoco?

En consecuencia, me pareció interesante acercar dos ejemplos, o dos visiones, sobre esto que se ha dado a llamar «Cambio Climático». Por un lado tenemos los «creyentes» y por el otro los «no creyentes».

La elección de estos ejemplos pasa por el hecho de que los dos me parecieron muy «digeribles», es decir: de una lectura sencilla y «amena», sin la introducción de datos complicados (personalmente prefiero los datos, pero… ). Uno en forma de cómic y el otro en una especie de resumen escéptico.

Veamos:

Creyentes

El Cambio Climático explicado en cómic

El cambio climático

El cambio climático

Una postura muy actualizada de la cuestión, en donde se menciona al Climagate, a la orbita de la tierra, la actividad solar, e incluso se atreven a mencionar al vapor de agua. ¡Muy completo!

No creyentes

El manual del escéptico (Hay que bajar el pdf)

El manual del escéptico

El manual del escéptico

Una serie de consejos a poner en práctica ante un inminente debate con un defensor del Calentamiento global… o Cambio climático… o Irrupción climática… o… como quieran llamarlo.

Si bien está dirigido a los escépticos, sería fantástico que lo leyeran todos… nos evitaríamos muchas discusiones.

Y vos ¿de qué lado estás?  😉

3 comentarios sobre “Creyentes y no creyentes

  1. Del lado de los no-creyentes, claro. No soy de los que aceptan la opinión de la «Autoridad» como «palabra santa», el maldito «es así porque lo digo yo que soy tu maestro», que tanto daño ha causado entre las mentes de niños y jóvenes que tienen la tendencia de creer en lo que los mayores les dicen.

    Por eso, una de mis frases preferida la dijo un tal Cardenal Thomas Wolsley en el siglo 15, dirigida a los maestros de escuela: «Ten mucho cuidado con lo pones en esa cabeza, porque nunca más podrás sacarlo de allí.»

    Todos tenemos necesidad de creer en algo -sólo los muertos creen en nada- pero para creer es necesario que se nos aporten todas las evidencias y hechos comprobados sobre lo que se quiere que creamos. Si no se cumple con ese requisito, todo lo que se diga será propaganda que tiene por objeto imponer una genda política.

    Recuérdese que todo el objeto práctico de la política es mantener a la población asustada (y por ende, clamorosa por ser conducido a la seguridad) mediante una interminable serie de fantasmas y peligros, todos imaginarios. Y que la apelación y urgencia para «salvar al planeta» es el deseo y la urgencia de dominarlo.

  2. Mi referencia a la frase del Cardenal Wolsley está dirigida en alertar al tremendo lavado de cerebros que se está practicando en los niños de la escuela primaria al inculcarles falsos conceptos sobre el ambiente y la ecología. Lo que se hace con una pretendida buena intención de cuidar al ambiente abre las puertas a la ideologización de la ecología y la conversión de los niños en activistas –por lo general fundamentalistas– del ultra-ecologismo retrógrado.

    1. Eduardo:
      Agradezco su comentario.
      Coincido plenamente. Creo que tenemos una gran responsabilidad al respecto.
      La misma preocupación que demuestra usted la plasmé en la entrada «El gran fraude del calentamiento global«, donde pongo:

      Que una teoría (o hipótesis) cuestionada logre mostrarse y enseñarse como una verdad casi dogmática es francamente preocupante.

      En esta misma entrada cito a Martín Caparrós, quien dice:

      su mayor ganancia es ideológica.

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